El niño de este cuento se dirige a su papá todas las noches con mucha paciencia, mucha calma y mucha dulzura: «Papaíto querido…Ya es tarde, hay que irse a la cama para estar en plena forma por la mañana». Parece ser que tal petición la formulan todas las noches miles de niños y niñas del mundo. Pero los papás suelen hacer oídos sordos a ese ruego. Lo peor es que a partir de ahí, el sencillo asunto de trasladarlos a la cama, se vuelve cada vez más y más complicado.
Todos sabemos por experiencia, igual que el niño de esta historia, que un papá que no se quiere acostar es agotador. Los cuentos no suelen fallar para tranquilizarlos, pero cuando terminas uno te exigen otro y otro. En esto de los cuentos son insaciables. Y más tarde, piden agua, y pis, y que dejes la luz encendida, y que te quedes un ratito con ellos. No, no es nada fácil llevar a un papá a la cama cada noche; por eso este libro es ideal para ellos. Los retrata tan bien que a los padres les encantará. ¿Qué ocurriría si los niños y niñas nunca se quisieran ir a dormir como les pasa a sus papás? Sería un mundo al revés que cuesta imaginar.